Comunicarse es una necesidad humana: hablar, contar nuestras experiencias, nuestras dudas, nuestras inquietudes. Y no solo cuando somos adultos: los peques también tienen la necesidad de expresarse, aunque, según la edad, les puede costar más encontrar las palabras e interpretar los mensajes. De aquí que una adecuada comunicación familiar sea un pilar básico para una convivencia pacífica. Aunque no solo es útil para esto: también contribuirá a que, cuando sean mayores, sepan expresarse y escuchar. En este artículo profundizamos más en cómo llevar una buena comunicación familiar.
¿Qué es la comunicación familiar y cuál es su importancia?
La clave de la comunicación es entenderse. Una persona habla y otra escucha: el objetivo debe ser el entendimiento. Por su parte, tal y como su nombre indica, la comunicación familiar es la comunicación que se da entre los miembros de una familia. Y la familia es el primer contacto que tiene el ser humano con otras personas con quienes interactuará y de quienes aprenderá. Así pues, la comunicación familiar es el inicio del desarrollo como persona.
- La familia hace que los niños y niñas de una familia se desarrollen con un sentimiento de pertenencia, como miembros de un grupo social, donde tienen la capacidad de entender y respetar.
- Es un lugar donde los peques construyen su propia identidad, donde desarrollan sus conocimientos, habilidades, carácter y preferencias.
- La familia es un lugar donde todas las personas, sean de la edad que sean, resuelven su necesidad de ser protegidos, de tener compañía, donde reciben alimento y cuidados.
Estilos de comunicación en familia
En una familia se pueden dar muchos y diferentes estilos de comunicación familiar. Estos son algunos de ellos, según la actitud al transmitir los mensajes:
- Agresiva. Se tiende a actuar de manera exigente con los demás miembros de la familia. Hay un aire de superioridad y las personas con este estilo solo buscan dominar al resto siendo autoritarias.
- Aplacadora. Se intenta complacer a todo el mundo, a costa de los derechos, necesidades y sentimientos de uno mismo. Se busca evitar siempre el conflicto.
- Calculadora. Se ocultan las emociones y existe una gran desconfianza entre los miembros de la familia. Las relaciones se manejan con intelectualizaciones.
- Distractiva. No se tratan las situaciones desagradables de manera directa y se intentan salir de ellas creando estrategias para esquivar llegar a la raíz de los problemas.
- Asertiva. Se defienden los derechos de cada uno, se respeta al resto de miembros y cada uno expresa sus sentimientos, necesidades o pensamientos.
No existe una única manera de categorizar la comunicación familiar, es algo más complejo. No obstante, podemos intentar hacerlo, según el tipo de mensaje:
- Claro y directo. Los mensajes se expresan claramente y de manera directa. Es la manera más saludable de comunicarse en una familia.
- Claro e indirecto. El mensaje se entiende perfectamente, pero no se sabe a quién va dirigido.
- Enmascarado y directo. El mensaje no es claro, pero se sabe a quién va dirigido.
- Enmascarado e indirecto. Ni el mensaje ni el destinatario están claros. Es la peor manera de comunicarse.
¿Cómo trabajar una buena comunicación familiar?
La comunicación familiar debe trabajarse todos los días, sin excepción. Solo de esta manera el entendimiento mejora día tras día y se creará un ambiente más llevadero. En caso contrario, los problemas pueden surgir en cualquier momento y en cualquier conversación.
A continuación te contamos algunos consejos para mejorar la comunicación familiar:
- El lugar y el momento adecuado para tener una conversación es importante.
- Emplea la escucha activa: presta interés, atención, ten empatía y transmite que estás entendiendo lo que te cuenta la otra persona.
- Haz preguntas tipo: ¿cómo estás?, ¿cómo te ha ido hoy?
- Presta atención a la comunicación no verbal: muchas veces transmite más de lo que se está comunicando verbalmente.
- Si a alguien no le interesa la conversación, quizás sea mejor dejarlo para otro momento y no forzar la situación.
- Evita discusiones por asuntos triviales.
- Las críticas deben ser constructivas.
- Escucha todas las opiniones.
- Dedica tiempo a la conversación.
- Pregunta en lugar de exigir.
- El tono es muy importante: importa lo qué se dice, pero también cómo se dice.
- Reconoce tus errores y trata de eliminar sentimientos improductivos de culpabilidad.
- Respeta otros puntos de vista.
- No mezcles temas del pasado.
- Trata de aportar soluciones.
- Reflexiona para extraer tus propias conclusiones y no hables sin pensar lo que estás diciendo.
Consejos para hablar con los pequeños (y escucharles)
Dentro de la comunicación familiar y su aprendizaje, cabe mencionar que los miembros más pequeños de la familia merecen una mención especial. Son personas en desarrollo que aprenden de sus progenitores e irremediablemente les van a imitar. Por ello, ten en cuenta algunos puntos, básicos para llevar a cabo una crianza respetuosa:
- Valida lo que sienten: “estás enfadada, te entiendo” es mucho mejor que “No te enfades, no pasa nada”.
- No menosprecies sus ideas o discursos solo por su edad, porque tú eres el adulto.
- Ponte físicamente a su nivel para escucharle de igual a igual, mirándole a los ojos.
- Provoca que aporten la solución. Ante un conflicto, expón la situación y hazles partícipes para encontrar la solución en familia.
La escucha es igual de importante. Quizás te has encontrado con situaciones en las que notas que les ha pasado algo pero, cuando preguntas, la respuesta es “no lo sé”, “no me acuerdo”, “no quiero hablar”. Para potenciar la comunicación es clave la escucha.
Por ello, cuando cuenten algo, intenta no interponer un juicio u opinión. Mantente neutral y verás cómo surge la magia. Por ejemplo, imaginemos que tu hija se ha enfadado con su amigo porque no le ha elegido para jugar. En lugar de decir que no es motivo de enfado, que ya juegan juntos en otros momentos o restarle importancia de alguna otra forma, limítate a decir frases más neutrales y empáticas como “eso ha debido de ser molesto para ti” o “imagino que te habrás sentido triste”.
La comunicación familiar es un pilar fundamental en el aprendizaje de cualquier persona. La familia es el entorno en el que se aprende y se construyen las bases de la personalidad, la ética, el comportamiento y, por ello, debe ser el lugar donde los miembros se sientan apoyados y queridos unos con otros.